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西语童话阅读:LoquecontabalaviejaJuana(4)

分类: 西班牙语  时间: 2023-06-09 20:47:53  作者: 全国等级考试资料网 
-Ahora vuelvo a estar contenta -dijo-. Confía en ti y en Dios Nuestro Se?or.
Pasado un a?o, la viuda se puso de medio luto; la alegría había vuelto a su corazón.
Corría el rumor de que tenía un pretendiente y pensaba volver a casarse. Maren sabía algo de ello, y el párroco un poco más aún.
El Domingo de Ramos, después del sermón, habían de leerse las amonestaciones de la viuda y su prometido, el cual era algo así como picapedrero o escultor, no se sabía a ciencia cierta por aquellas fechas; Thorwaldsen y su arte no andaban todavía en todas las bocas. El nuevo propietario no era noble, aunque sí hombre de categoría. Nadie entendía a punto fijo en qué se ocupaba, pero se decía que tallaba estatuas, y era muy experto en su trabajo, además de joven y guapo.
-?Qué más da! -dijo el sastre Ulze.
El Domingo de Ramos fueron amonestados, luego se cantó un coral y se administró la comunión. El sastre, su mujer y el peque?o Rasmus estaban en la iglesia; los padres comulgaron, pero el peque?o permaneció sentado en el banco, pues aún no había recibido la confirmación. En los últimos tiempos andaban escasos de ropas en casa del sastre; los trajes viejos estaban usadísimos y llenos de remiendos y piezas; pero aquel día los tres llevaban vestidos nuevos, aunque negros, como si asistiesen a un entierro; estaban confeccionados con las telas que habían recubierto el coche fúnebre. Había salido una chaqueta y unos pantalones para el marido, un vestido cerrado hasta el cuello para Maren, y para Rasmus, un traje completo que le serviría para la confirmación cuando llegase la hora; se lo habían hecho holgado, adrede. En toda aquella indumentaria se invirtió la totalidad de la tela que tapizaba el coche, tanto por dentro como por fuera. Nadie tenía por qué saber de dónde procedía aquel pa?o, y, no obstante, pronto corrió la voz; Stine la curandera y otras comadres de su misma cala?a pronosticaron que aquellos vestidos llevarían la peste y la enfermedad a la casa.
-Sólo para bajar a la tumba hay que vestirse con ropas funerarias.
La Juana del zuequero lloraba al oír estos comentarios; y como resultó que desde aquel día fue empeorando la salud del sastre, se echaba de ver a quién le tocaría pronto el turno de llorar.
Y así fue.
El primer domingo después de la Trinidad falleció el sastre Ulze, y Maren quedó sola al cuidado de la casa. Y siguió llevándola y manteniéndola unida, sin perder nunca la confianza en sí misma y en Dios.
Al a?o siguiente, Rasmus fue confirmado. Había sonado para él la hora de trasladarse a la ciudad como aprendiz en casa de un sastre de renombre, que, si no tenía doce oficiales en su mesa, siquiera tenía uno. El peque?o Rasmus valía por medio, y estaba contento y alegre; pero Juana lloraba, pues lo quería más de lo que ella misma creyera. La mujer del sastre se quedó en la vieja casa, y continuó el negocio de su marido.
Sucedía esto por el tiempo en que se inauguró el nuevo camino real. El antiguo, que pasaba por delante de la vivienda del sastre, quedó como camino vecinal; la vegetación invadió el estanque, que pronto quedó convertido en una charca llena de lentejas de agua. Se volcó la piedra miliar, pues ya no servía de nada, pero el árbol siguió viviendo, robusto y hermoso; el viento silbaba entre sus ramas y hojas

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