西语童话阅读:Elcuellodecamisa
分类: 西班牙语
时间: 2022-12-04 15:20:23
作者: 全国等级考试资料网
érase una vez un caballero muy elegante, que por todo equipaje poseía un calzador y un peine; pero tenía un cuello de camisa que era el más notable del mundo entero; y la historia de este cuello es la que vamos a relatar. El cuello tenía ya la edad suficiente para pensar en casarse, y he aquí que en el cesto de la ropa coincidió con una liga.
Dijo el cuell
-Jamás vi a nadie tan esbelto, distinguido y lindo. ?Me permite que le pregunte su nombre?
-?No se lo diré! -respondió la liga.
-?Dónde vive, pues? -insistió el cuello.
Pero la liga era muy tímida, y pensó que la pregunta era algo extra?a y que no debía contestarla.
-?Es usted un cinturón, verdad? -dijo el cuello-, ?una especie de cinturón interior?. Bien veo, mi simpática se?orita, que es una prenda tanto de utilidad como de adorno.
-?Haga el favor de no dirigirme la palabra! -dijo la liga-. No creo que le haya dado pie para hacerlo.
-Sí, me lo ha dado. Cuando se es tan bonita -replicó el cuello no hace falta más motivo.
-?No se acerque tanto! -exclamó la liga-. ?Parece usted tan varonil!
-Soy también un caballero fino -dijo el cuello-, tengo un calzador y un peine.
Lo cual no era verdad, pues quien los tenía era su due?o; pero le gustaba vanagloriarse.
-?No se acerque tanto! -repitió la liga-. No estoy acostumbrada.
-?Qué remilgada! -dijo el cuello con tono burlón; pero en éstas los sacaron del cesto, los almidonaron y, después de haberlos colgado al sol sobre el respaldo de una silla, fueron colocados en la tabla de planchar; y llegó la plancha caliente.
-?Mi querida se?ora -exclamaba el cuello-, mi querida se?ora! ?Qué calor siento! ?Si no soy yo mismo! ?Si cambio totalmente de forma! ?Me va a quemar; va a hacerme un agujero! ?Huy! ?Quiere casarse conmigo?
-?Harapo! -replicó la plancha, corriendo orgullosamente por encima del cuello; se imaginaba ser una caldera de vapor, una locomotora que arrastraba los vagones de un tren.
Dijo el cuell
-Jamás vi a nadie tan esbelto, distinguido y lindo. ?Me permite que le pregunte su nombre?
-?No se lo diré! -respondió la liga.
-?Dónde vive, pues? -insistió el cuello.
Pero la liga era muy tímida, y pensó que la pregunta era algo extra?a y que no debía contestarla.
-?Es usted un cinturón, verdad? -dijo el cuello-, ?una especie de cinturón interior?. Bien veo, mi simpática se?orita, que es una prenda tanto de utilidad como de adorno.
-?Haga el favor de no dirigirme la palabra! -dijo la liga-. No creo que le haya dado pie para hacerlo.
-Sí, me lo ha dado. Cuando se es tan bonita -replicó el cuello no hace falta más motivo.
-?No se acerque tanto! -exclamó la liga-. ?Parece usted tan varonil!
-Soy también un caballero fino -dijo el cuello-, tengo un calzador y un peine.
Lo cual no era verdad, pues quien los tenía era su due?o; pero le gustaba vanagloriarse.
-?No se acerque tanto! -repitió la liga-. No estoy acostumbrada.
-?Qué remilgada! -dijo el cuello con tono burlón; pero en éstas los sacaron del cesto, los almidonaron y, después de haberlos colgado al sol sobre el respaldo de una silla, fueron colocados en la tabla de planchar; y llegó la plancha caliente.
-?Mi querida se?ora -exclamaba el cuello-, mi querida se?ora! ?Qué calor siento! ?Si no soy yo mismo! ?Si cambio totalmente de forma! ?Me va a quemar; va a hacerme un agujero! ?Huy! ?Quiere casarse conmigo?
-?Harapo! -replicó la plancha, corriendo orgullosamente por encima del cuello; se imaginaba ser una caldera de vapor, una locomotora que arrastraba los vagones de un tren.