西班牙语经典:一千零一夜(02)
分类: 西班牙语
时间: 2019-01-22 09:08:11
作者: 全国等级考试资料网
Cuando su hermano oyó estas pa?labras, le dijo: “Por Alah te conjuro a que me cuentes la causa de haber recobrado tus colores.” Entonces el rey Schalizaman le refirió cuanto ha?bía visto. Y el rey Schaliriar dijo: “Ante todo, es necesario que mis ojos vean semejante cosa.” Su her?mano le respondió: “Finge que vas de caza, pera escóndete en mis apo?sentos, y serás testigo del espectácu?lo: tus ojos lo comprobarán.”
Inmediatamente, el rey mandó que el pregonero divulgase la orden de -marcha. Los soldados salieron con sus tiendas fuera de la ciudad. El rey marchó también, se ocultó en su tienda y dijo a sus jóvenes escla?vos: “?Que nadie entre!” Luego se disfrazó, salió a hurtadillas y se diri?gió al palacio. Llegó a los aposentos de su hermano, y se asomó a la ven?tana que daba al jardín. Apenas ha?bía pasado una hora, cuando salieron las esclavas, rodeando a su se?ora, y tras ellas los esclavos. E hicieron cuanto había contado Schahzaman.
Cuando vio estas cosas el rey Schahriar, la razón se ausentó, de su cabeza, y dijo a su hermano: “Mar?chemos para saber cuál es nuestro destino en el camino de Alah, por?que nada de común debemos tener con la realeza hasta encontrar a al?guien que haya sufrido una aventura semejante a la nuestra. Si no, la muerte sería preferible a nuestra vida.” Su hermano le contestó lo que era apropiado, y ambos salieron por una puerta secreta del palacio. Y no cesaron de caminar día y noche, has?ta que por fin llegaron a un árbol, en medio de una solitaria pradera, junto al mar salado. En aquella pra?dera había un manantial de agua dulce. Bebieron de ella y se sentaron a descansar.
Apenas había transcurrido una hora del día, cuando el mar empezó a agitarse. De pronto brotó de él una negra columna de humo, que llegó hasta el cielo y se dirigió después hacia la pradera. Los reyes, asusta?dos, se subieron a la cima del árbol, que era muy alto, y se pusieron a mirar lo que tal cosa pudiera ser. Y he aquí que la columna de humo se convirtió en un efrit de elevada estatura, poderoso de hombros y ro?busto de pecho. Llevaba un arca so?bre la cabeza. Puso el pie en el suelo, y se dirigió hacia el árbol y se sentó debajo de él. Levantó entonces la tapa del arca, sacó de ella una caja, la abrió, y apareció en seguida una encantadora joven, de espléndida hermosura, luminosa lo mismo que el sol, como dijo el poeta:
Inmediatamente, el rey mandó que el pregonero divulgase la orden de -marcha. Los soldados salieron con sus tiendas fuera de la ciudad. El rey marchó también, se ocultó en su tienda y dijo a sus jóvenes escla?vos: “?Que nadie entre!” Luego se disfrazó, salió a hurtadillas y se diri?gió al palacio. Llegó a los aposentos de su hermano, y se asomó a la ven?tana que daba al jardín. Apenas ha?bía pasado una hora, cuando salieron las esclavas, rodeando a su se?ora, y tras ellas los esclavos. E hicieron cuanto había contado Schahzaman.
Cuando vio estas cosas el rey Schahriar, la razón se ausentó, de su cabeza, y dijo a su hermano: “Mar?chemos para saber cuál es nuestro destino en el camino de Alah, por?que nada de común debemos tener con la realeza hasta encontrar a al?guien que haya sufrido una aventura semejante a la nuestra. Si no, la muerte sería preferible a nuestra vida.” Su hermano le contestó lo que era apropiado, y ambos salieron por una puerta secreta del palacio. Y no cesaron de caminar día y noche, has?ta que por fin llegaron a un árbol, en medio de una solitaria pradera, junto al mar salado. En aquella pra?dera había un manantial de agua dulce. Bebieron de ella y se sentaron a descansar.
Apenas había transcurrido una hora del día, cuando el mar empezó a agitarse. De pronto brotó de él una negra columna de humo, que llegó hasta el cielo y se dirigió después hacia la pradera. Los reyes, asusta?dos, se subieron a la cima del árbol, que era muy alto, y se pusieron a mirar lo que tal cosa pudiera ser. Y he aquí que la columna de humo se convirtió en un efrit de elevada estatura, poderoso de hombros y ro?busto de pecho. Llevaba un arca so?bre la cabeza. Puso el pie en el suelo, y se dirigió hacia el árbol y se sentó debajo de él. Levantó entonces la tapa del arca, sacó de ella una caja, la abrió, y apareció en seguida una encantadora joven, de espléndida hermosura, luminosa lo mismo que el sol, como dijo el poeta: