西语阅读学习资料:《一千零一夜》连载十七
分类: 西班牙语
时间: 2022-12-21 13:06:39
作者: 全国等级考试资料网
Y Hassán se levantó y buscó su traje a su alrededor. Y entonces todos empezaron a gui?arse el ojo y hacer-se se?as de que el joven estaba loco de remate.
Entonces el pobre Hassán se deci-dió a entrar en la ciudad tal como estaba, y tuvo que atravesar las calles y los zocos en medio de un gran cortejo de ni?os y de mayores que gritaban: “?Es un loco! ?un loco!” Y el pobre Hassán ya no sabía qué hacer, cuando Alah, temiendo que al hermosa joven le ocurriese algo, le hizo pasar por junto a una pastelería que acababa de abrirse. Y Hassán se refugió en la tienda, y como el pastelero era un hombre de pu?o, cuyas haza?as eran muy conocidas en la ciudad, la gente tuvo miedo y se retiró, dejando en paz al joven.
Cuando el pastelero, que se llamaba El-Hailj Abdalá, vio al joven Hassán Badreddin y pudo examinarlo a su gusto, le maravilló su hermo-sura, sus encantos y sus dones natu-rales, y rebosante de cari?o el cora-zón, le dijo: “?Oh gentil mancebo! dime de dónde vienes. Nada temas; pero refiéreme tu historia, pues ya te quiero más que a mi misma vida.” Y Hassán contó entonces toda su historia al pastelero Hailj Abdalá, desde el principio hasta el fin.
Y el pastelero, profundamente ma-ravillado, dijo a Hassán: “?Oh mi joven se?or Badreddin! En verdad que esa historia es muy sorprendente y muy extraordinario tu relato. Pero te aconsejo, hijo mío, que a nadie se lo cuentes, pues es peligroso hacer confidencias. Te ofrezco mi tienda, y vivirás conmigo hasta que Alah se digne dar término a las desgracias que te afligen. Además, yo no tengo hijos, y me darás mucho gusto si quieres aceptarme por padre. Yo te adoptaría como hijo.” Y Hassán respondió: “?Aceptado! ?sea según tu deseo!”
En seguida fue al zoco el pastelero, y compró trajes magníficos con qué vestir al joven, y lo llevó a casa del kadí, y ante testigos prohijó a Has-san Badreddin.
Y Hassán permaneció en la pas-telería como hijo del amo, y cobraba el dinero de los parroquianos, y les vendía pasteles, tarros de dulce, fuen-tes llenas de crema y toda la confitería famosa de Damasco, y aprendió en seguida el oficio de pastelero, que le gustaba mucho, por las lecciones recibidas de su madre, la mujer del visir Nureddin, que preparaba pas-teles y dulces delante de él cuando era ni?o.
Y como en toda la ciudad de Damasco fue elogiada la hermosura de Hassán, el gallardo joven de Bassra, hijo adoptivo del pastelero, la tienda de Hailj Abdalá llegó a serla más frecuentada de todas las pastelerías de Damasco.
?Y esto fue todo lo de Hassán Badreddin!
En cuanto a la recen casada Sett El-Hosn, hija del visir Chamseddin, he aquí lo que hubo de ocurrirle:
Cuando se despertó Sett El-Hosn, la ma?ana siguiente a la noche de sus bodas, no encontró a su lado al hermoso Hassán; pero figurán-dose que había ido al retrete, le aguardó muy tranquila.
En aquel momento se presentó a saber de ella su padre el visir Cham-seddin. Llegaba muy inquieto. Estaba poseído de indignación por la injus-ticia del sultán obligándole a casar a la hermosa Sett El-Hosn con el palafrenero jorobado. Y al entrar en las habitaciones de su hija, se di-jo: “Como sepa que se ha entregado a ese inmundo jorobado, la mato.”
Golpeó en la puerta de la cámara nupcial y llamó: “?Seta El-Hosn!” Y desde dentro ella contestó: “?Ya voy a abrir; padre mío!”- Y levan-tándose en seguida, abrió la puerta. Parecía más hermosa que de costum-bre, y mostraba resplandeciente el rostro y el alma, satisfecha por haber sentido las caricias de aquel her-moso. joven. E inclinándose ante su padre con coquetería, le besó las manos. Pero su padre, al verla tan contenta, en lugar de encontrarla afligida por su unión con el joroba-do, le dijo: “?Ah, desvergonzada! ?Cómo te atreves a mostrarte con esa cara de alegría, después de haber dormido con el horrendo jorobeta?” Y Sett El-Hosn, al oírlo, se echó a reír, y exclamó: “Por Alah, padre mío, dejémonos de bromas. Bastante tengo con haber sido la irrisión de todos los invitados, a causa de mi supuesto marido, ese jorobado que no vale ni la recortadura de una u?a de mi verdadero esposo de esta noche. ?Oh qué noche! ?Cuán llena de delicias junto a mi amado! Basta, pues, de bromas, padre mío. No me hables más del jorobado.” El visir temblaba de coraje escuchando a su hija, y sus ojos estaban azules de furor, y dijo: “?Qué dices, desdicha-da? ?No pasaste aquí la noche con el jorobado?” Y ella contestó: “Por Alah sobre ti, ?oh padre mío! No me hables más del jorobado. ?Con-fúndalo Alah, a él, a su padre, a su madre y a toda su familia! Sabe de una vez que estoy enterada de la superchería que inventaste para de-fenderme del mal de ojo.” Y dio a su padre todos los pormenores de la boda y de cuanto le había ocurrido aquella noche, a?adiendo: “?Qué bien lo pasé sintiendo en mi regazo a mi adorado esposo, el hermoso joven de exquisitas maneras y esplén-didos y negros ojos y de arqueadas cejas!”
Entonces el pobre Hassán se deci-dió a entrar en la ciudad tal como estaba, y tuvo que atravesar las calles y los zocos en medio de un gran cortejo de ni?os y de mayores que gritaban: “?Es un loco! ?un loco!” Y el pobre Hassán ya no sabía qué hacer, cuando Alah, temiendo que al hermosa joven le ocurriese algo, le hizo pasar por junto a una pastelería que acababa de abrirse. Y Hassán se refugió en la tienda, y como el pastelero era un hombre de pu?o, cuyas haza?as eran muy conocidas en la ciudad, la gente tuvo miedo y se retiró, dejando en paz al joven.
Cuando el pastelero, que se llamaba El-Hailj Abdalá, vio al joven Hassán Badreddin y pudo examinarlo a su gusto, le maravilló su hermo-sura, sus encantos y sus dones natu-rales, y rebosante de cari?o el cora-zón, le dijo: “?Oh gentil mancebo! dime de dónde vienes. Nada temas; pero refiéreme tu historia, pues ya te quiero más que a mi misma vida.” Y Hassán contó entonces toda su historia al pastelero Hailj Abdalá, desde el principio hasta el fin.
Y el pastelero, profundamente ma-ravillado, dijo a Hassán: “?Oh mi joven se?or Badreddin! En verdad que esa historia es muy sorprendente y muy extraordinario tu relato. Pero te aconsejo, hijo mío, que a nadie se lo cuentes, pues es peligroso hacer confidencias. Te ofrezco mi tienda, y vivirás conmigo hasta que Alah se digne dar término a las desgracias que te afligen. Además, yo no tengo hijos, y me darás mucho gusto si quieres aceptarme por padre. Yo te adoptaría como hijo.” Y Hassán respondió: “?Aceptado! ?sea según tu deseo!”
En seguida fue al zoco el pastelero, y compró trajes magníficos con qué vestir al joven, y lo llevó a casa del kadí, y ante testigos prohijó a Has-san Badreddin.
Y Hassán permaneció en la pas-telería como hijo del amo, y cobraba el dinero de los parroquianos, y les vendía pasteles, tarros de dulce, fuen-tes llenas de crema y toda la confitería famosa de Damasco, y aprendió en seguida el oficio de pastelero, que le gustaba mucho, por las lecciones recibidas de su madre, la mujer del visir Nureddin, que preparaba pas-teles y dulces delante de él cuando era ni?o.
Y como en toda la ciudad de Damasco fue elogiada la hermosura de Hassán, el gallardo joven de Bassra, hijo adoptivo del pastelero, la tienda de Hailj Abdalá llegó a serla más frecuentada de todas las pastelerías de Damasco.
?Y esto fue todo lo de Hassán Badreddin!
En cuanto a la recen casada Sett El-Hosn, hija del visir Chamseddin, he aquí lo que hubo de ocurrirle:
Cuando se despertó Sett El-Hosn, la ma?ana siguiente a la noche de sus bodas, no encontró a su lado al hermoso Hassán; pero figurán-dose que había ido al retrete, le aguardó muy tranquila.
En aquel momento se presentó a saber de ella su padre el visir Cham-seddin. Llegaba muy inquieto. Estaba poseído de indignación por la injus-ticia del sultán obligándole a casar a la hermosa Sett El-Hosn con el palafrenero jorobado. Y al entrar en las habitaciones de su hija, se di-jo: “Como sepa que se ha entregado a ese inmundo jorobado, la mato.”
Golpeó en la puerta de la cámara nupcial y llamó: “?Seta El-Hosn!” Y desde dentro ella contestó: “?Ya voy a abrir; padre mío!”- Y levan-tándose en seguida, abrió la puerta. Parecía más hermosa que de costum-bre, y mostraba resplandeciente el rostro y el alma, satisfecha por haber sentido las caricias de aquel her-moso. joven. E inclinándose ante su padre con coquetería, le besó las manos. Pero su padre, al verla tan contenta, en lugar de encontrarla afligida por su unión con el joroba-do, le dijo: “?Ah, desvergonzada! ?Cómo te atreves a mostrarte con esa cara de alegría, después de haber dormido con el horrendo jorobeta?” Y Sett El-Hosn, al oírlo, se echó a reír, y exclamó: “Por Alah, padre mío, dejémonos de bromas. Bastante tengo con haber sido la irrisión de todos los invitados, a causa de mi supuesto marido, ese jorobado que no vale ni la recortadura de una u?a de mi verdadero esposo de esta noche. ?Oh qué noche! ?Cuán llena de delicias junto a mi amado! Basta, pues, de bromas, padre mío. No me hables más del jorobado.” El visir temblaba de coraje escuchando a su hija, y sus ojos estaban azules de furor, y dijo: “?Qué dices, desdicha-da? ?No pasaste aquí la noche con el jorobado?” Y ella contestó: “Por Alah sobre ti, ?oh padre mío! No me hables más del jorobado. ?Con-fúndalo Alah, a él, a su padre, a su madre y a toda su familia! Sabe de una vez que estoy enterada de la superchería que inventaste para de-fenderme del mal de ojo.” Y dio a su padre todos los pormenores de la boda y de cuanto le había ocurrido aquella noche, a?adiendo: “?Qué bien lo pasé sintiendo en mi regazo a mi adorado esposo, el hermoso joven de exquisitas maneras y esplén-didos y negros ojos y de arqueadas cejas!”