西语童话阅读:Enelcorral(3)
分类: 西班牙语
时间: 2022-12-04 06:19:26
作者: 全国等级考试资料网
-No veo la diferencia -dijo, cuando se le sacó de su error pero me importa un bledo. Es una ni?ería; ?qué más da!
-No tome a mal sus palabras -le cuchicheó la portuguesa-. En su profesión es apreciable, y esto es lo principal. Ahora me retiro a descansar; es nuestra obligación, engordar hasta que suene la hora de ser embalsamados con manzanas y ciruelas.
Así diciendo, se echó al sol, gui?ando el ojo. ?Estaba tan bien y tan cómoda! Y durmió a sus anchas. El pajarillo se le acercó a saltitos, estirada el ala herida, y se instaló al lado de su protectora. El sol enviaba su calor confortante; era un lugar ideal. Las gallinas del vecino gallinero, que habían venido de visita, todo era corretear y escarbar; al fin y a la postre, lo que las había traído, era la esperanza de llenarse el buche. Las chinas fueron las primeras en marcharse, y poco después las siguieron las otras. El patito chistoso dijo de la portuguesa que pronto volvería a ser ?mamaíta?, al oír lo cual los demás soltaron la carcajada.
-?Es para reventar de risa! -dijeron, y aprovecharon la ocasión para repetirse los chistes anteriores. ?Qué gracioso era aquel pato! Finalmente, los demás se echaron también a dormir.
Llevaban un rato descansando cuando de pronto alguien tiró al corral un cubo de mondaduras. Al ruido que hizo, toda la compa?ía despertó sobresaltada, con un estrepitoso batir de alas. También la portuguesa despertó, y en su precipitación por poco aplasta al pajarillo.
-?Pip! -gritó éste-. ?No me pise de este modo, buena se?ora!
-?Por qué se pone en medio del camino? -replicó la otra-. ?No hay que ser tan melindroso! También yo tengo nervios, y, sin embargo, nunca he dicho ?pip!
-?No se enoje! –se excusó la avecilla-. Se me escapó el ?pip! de la boca.
La portuguesa, sin hacerle caso se precipitó sobre las mondaduras y se zampó su buena parte. Cuando ya hubo comido y vuelto a echarse, el pajarillo, queriendo mostrarse cari?oso, se le acercó y le cantó una cancioncita:
?Tilelelit!
?Quivit, quivit!
De todo corazón te voy a cantar
Cuando por esos mundos vuelva a volar.
?Quivit, quivit! ?Tilelelit!
-Después de comer suelo echar una siestecita -dijo la pata-. Conviene que se acostumbre usted a nuestro modo de vivir. ?Ahora duermo!
El pajarillo quedó la mar de confuso, pues había obrado con buena intención. Cuando la se?ora se despertó, le ofreció un granito de trigo que había encontrado. Pero la dama había dormido mal, y, por consiguiente, estaba de mal humor.
-?Esto ofrézcaselo a un polluelo! -gru?ó-. No se quede ahí parado y no me fastidie.
-Está enojada conmigo -se lamentó el pájaro-. ?Debo haber hecho algún disparate!
-?Disparate? -refunfu?ó la portuguesa-. Es una palabra de muy mal gusto, y le advierto que no tolero las groserías.
-No tome a mal sus palabras -le cuchicheó la portuguesa-. En su profesión es apreciable, y esto es lo principal. Ahora me retiro a descansar; es nuestra obligación, engordar hasta que suene la hora de ser embalsamados con manzanas y ciruelas.
Así diciendo, se echó al sol, gui?ando el ojo. ?Estaba tan bien y tan cómoda! Y durmió a sus anchas. El pajarillo se le acercó a saltitos, estirada el ala herida, y se instaló al lado de su protectora. El sol enviaba su calor confortante; era un lugar ideal. Las gallinas del vecino gallinero, que habían venido de visita, todo era corretear y escarbar; al fin y a la postre, lo que las había traído, era la esperanza de llenarse el buche. Las chinas fueron las primeras en marcharse, y poco después las siguieron las otras. El patito chistoso dijo de la portuguesa que pronto volvería a ser ?mamaíta?, al oír lo cual los demás soltaron la carcajada.
-?Es para reventar de risa! -dijeron, y aprovecharon la ocasión para repetirse los chistes anteriores. ?Qué gracioso era aquel pato! Finalmente, los demás se echaron también a dormir.
Llevaban un rato descansando cuando de pronto alguien tiró al corral un cubo de mondaduras. Al ruido que hizo, toda la compa?ía despertó sobresaltada, con un estrepitoso batir de alas. También la portuguesa despertó, y en su precipitación por poco aplasta al pajarillo.
-?Pip! -gritó éste-. ?No me pise de este modo, buena se?ora!
-?Por qué se pone en medio del camino? -replicó la otra-. ?No hay que ser tan melindroso! También yo tengo nervios, y, sin embargo, nunca he dicho ?pip!
-?No se enoje! –se excusó la avecilla-. Se me escapó el ?pip! de la boca.
La portuguesa, sin hacerle caso se precipitó sobre las mondaduras y se zampó su buena parte. Cuando ya hubo comido y vuelto a echarse, el pajarillo, queriendo mostrarse cari?oso, se le acercó y le cantó una cancioncita:
?Tilelelit!
?Quivit, quivit!
De todo corazón te voy a cantar
Cuando por esos mundos vuelva a volar.
?Quivit, quivit! ?Tilelelit!
-Después de comer suelo echar una siestecita -dijo la pata-. Conviene que se acostumbre usted a nuestro modo de vivir. ?Ahora duermo!
El pajarillo quedó la mar de confuso, pues había obrado con buena intención. Cuando la se?ora se despertó, le ofreció un granito de trigo que había encontrado. Pero la dama había dormido mal, y, por consiguiente, estaba de mal humor.
-?Esto ofrézcaselo a un polluelo! -gru?ó-. No se quede ahí parado y no me fastidie.
-Está enojada conmigo -se lamentó el pájaro-. ?Debo haber hecho algún disparate!
-?Disparate? -refunfu?ó la portuguesa-. Es una palabra de muy mal gusto, y le advierto que no tolero las groserías.