Caminaron millas y millas montes a través, hasta que por fin vieron ante ellos una gran ciudad, con cien torres que brillaban al sol cual si fuesen de plata. En el centro de la población se alzaba u
-?Ya lo ves! -dijo el Rey-. Te espera la misma suerte que a todos ésos. Mejor es que renuncies. Me harías sufrir mucho, pues no puedo soportar estos horrores.Juan besó la mano al bondadoso Monarca,
-?Qué manera de granizar! -exclamaba la princesa a cada azote, y bien empleado le estaba. Finalmente, llegó a la monta?a y llamó. Se oyó un estruendo semejante a un trueno; se abrió la monta?a, y
Aquella noche, Juan se acostó pronto; rezó su oración vespertina y durmió tranquilamente, mientras su compa?ero, aplicándose las alas a la espalda, se colgaba el sable del cinto y, tomando las tr
-?Eso está bien! -exclamó el anciano Rey-. ?Así se hacen las cosas!Todos los asistentes prorrumpieron en vítores, la banda de la guardia salió a tocar por las calles, las campanas fueron echadas
Silba el viento entre las ramas del viejo sauce.Se diría que se oye una canción; el viento la canta, el árbol la recita. Si no la comprendes, pregunta a la vieja Juana, la del asilo; ella sabe de e
Los pobres tienen siempre el nido lleno de crías -gru?ía el propietario de la casa-. Si se pudiesen ahogar como se hace con los gatos, dejando sólo uno o dos de los más robustos, todos saldrían g
-?Qué más da! -replicaba el hombre-. A?o Nuevo, nuevas preocupaciones para salir del paso.-Tenemos la despensa llena -observaba ella-. Y podemos dar gracias a la se?ora. Yo estoy sana y no me faltan
-Ahora vuelvo a estar contenta -dijo-. Confía en ti y en Dios Nuestro Se?or.Pasado un a?o, la viuda se puso de medio luto; la alegría había vuelto a su corazón.Corría el rumor de que tenía un pr
Se marcharon las golondrinas y se marchó también el estornino, para regresar a la primavera siguiente, y a la cuarta vez volvió también con ellos Rasmus. Había pasado el examen de oficial sastre