Y se le ocurrió de pronto preguntarse: Para qué estaba escribiendo él este diario? Para el futuro, para los que aún no habían nacido. Su mente se posó durante unos momentos en la fecha que habí
Winston dejó de escribir, en parte debido a que le daban calambres. No sabía por qué había soltado esta sarta de incongruencias. Pero lo curioso era que mientras lo hacía se le había aclarado
Un momento después se oyó un espantoso chirrido, como de una monstruosa máquina sin engrasar, ruido que procedía de la gran telepantalla situada al fondo de la habitación. Era un ruido que le hac
Incluso era posible, en ciertos momentos, desviar el odio en una u otra dirección mediante un esfuerzo de voluntad. De pronto, por un esfuerzo semejante al que nos permite separar de la almohada l
Entonces, todo el grupo prorrumpió en un canto rítmico, lento y profundo: Ge—Hache. Ge—Hache... Ge—Hache! , dejando una gran pausa entre la G y la H. Era un canto monótono y salvaje en cuyo f
Winston se sacudió de encima estos pensamientos y tomó una posición más erguida en su silla. Se le escapó un eructo. La ginebra estaba haciendo su efecto.Volvieron a fijarse sus ojos en la pá
Las detenciones ocurrían invariablemente por la noche. Se despertaba uno sobresaltado porque una mano le sacudía a uno el hombro, una linterna le enfocaba los ojos y un círculo de sombríos rost
Winston estaba so ando con su madre. El debía de tener unos diez u once a os cuando su madre murió. Era una mujer alta, estatuaria y más bien silenciosa, de movimientos pausados y magnífico cab
No podía recordar qué había ocurrido, pero mientras so?aba estaba seguro de que, de un modou otro, las vidas de su madre y su hermana fueron sacrificadas para que él viviera. Era uno de esosens
La muchacha morena venía hacia él por aquel campo.Con un solo movimiento se despojó de sus ropas y las arrojó despectivamente a un lado. Su cuerpo era blanco y suave, pero no despertaba deseo e