-Vamos a ver lo que sue?as aquí esta noche -dijo el menor de los hermanos, mostrándole el dormitorio.-?Quiera el Cielo que sue?e la manera de salvarlos! -respondió ella; aquella idea no se le iba d
Cinco guisantes estaban encerrados en una vaina, y como ellos eran verdes y la vaina era verde también, creían que el mundo entero era verde, y tenían toda la razón. Creció la vaina y crecieron l
Pero la doliente muchachita no se moría; se pasaba todo el santo día resignada y quieta, mientras su madre estaba fuera, a ganar el pan de las dos.Llegó la primavera; una ma?ana, temprano aún, cua
Sobre el tejado de la casa más apartada de una aldea había un nido de cigüe?as. La cigüe?a madre estaba posada en él, junto a sus cuatro polluelos, que asomaban las cabezas con sus piquitos negro
Transcurrió algún tiempo. Los polluelos habían crecido lo suficiente para poder incorporarse en el nido y dominar con la mirada un buen espacio a su alrededor. Y el padre acudía todas las ma?anas
érase una vez un comerciante tan rico, que habría podido empedrar toda la calle con monedas de plata, y aún casi un callejón por a?adidura; pero se guardó de hacerlo, pues el hombre conocía mejo
-Bien, no traeré más regalo de boda que mis cuentos -respondió él, y se despidieron; pero antes la princesa le regaló un sable adornado con monedas de oro. ?Y bien que le vinieron al mozo!Se marc
-?Hablas demasiado! -intervino el eslabón, golpeando el pedernal, que soltó una chispa-. ?No podríamos echar una cana al aire, esta noche?-Sí, hablemos -dijeron los fósforos-, y veamos quién es
Era una curiosidad muy natural.?Qué cosas contaba la gente! Cada una de las personas a quienes preguntó había presenciado el espectáculo de una manera distinta, pero todos coincidieron en califica
Y vino el cometa: brilló con su núcleo de fuego, y amenazó con la cola. Lo vieron desde el rico palacio y desde la pobre buhardilla; lo vio el gentío que hormiguea en la calle, y el viajero que cr